Ya es invierno
y los sauces
con esas ramas
tan largas,
tornándose amarillas,
va decantando las hojas
que se van
tan a sus anchas
por ese río
cruzando
las veredas
de las casas.
Y el sauce,
triste,
esperando recubrir
sus tantas ramas,
queda
en el desespero
de las pequeñas
que marchan
cruzando todas
las aguas
hacia un mar
que espera siempre
tenerlas,
sobre sus ancas.
Porque el mar
sabe de cambios
y el sauce
es sólo esperanza
de otro calor
y otra vida
acariciando sus ramas.
Porque los trinos marcharon
para alegrar otras ramas,
y ha estado el sauce llorón,
llora que llora hasta el alba…
áéíóúñ¿¡ÁÉÍÓÚÑ