Y vivimos en eso
identificandonos tanto
con lo que piensan
y dicen los demás,
que vamos diluyéndonos,
perdiendo en el intento
nuestra propia corteza.
Por eso,
Usted perdone
si sus palabras
las tomé prestadas
de mis propios recuerdos,
impregnados
de lo que Usted decía
entre sus versos.
Es que,
sus verdades son buenas
para todos
los espíritus libres
como el nuestro.