Y, siendo como soy,
tan distraída,
se me pasó la etapa
de la vida
en un ir y venir
sin saber dónde
o cuándo
en la vigilia.
Siempre espere,
noctámbula,
las horas
de las dádivas prodigas
y, ocultas,
mis mareas marchándose
a sus rutas,
fueron de espera larga
y sin excusas.
No espere más honores,
que lánguidas sonrisas
respondiendo a mi risa
precavida.
No soñe en ilusiones,
mas que pocas
palmadas en mis manos
o en mis hombros,
huyendo tan de prisa
que no lograron
alegrarme el día.
Recuerdos,
solo recuerdos dejo,
tan solo el resonar
de algunos versos
en labios apreciados
o queridos,
haciéndome saber,
tan solo un poco,
que comprendían
mis versos y mi vida.
Y, siendo como soy,
espero poco
de lo mucho a ganar
mientras se olvida.