Y si vuelvo a soñar
con las horas felices,
comparando mi mar
con los momentos tristes,
oiré de nuevo cantos
de las aves, que al irse
dejan la playa sola
de vuelos y matices.
Y si vuelvo a posar
mis pasos en la arena
del mar que siempre tiene
para mi la destreza
de combinar mis pasos
con el recuerdo grato
que mi memoria llena.
Sostendré la sonrisa
que sorprendí pequeña
entre la oleada suave
que se durmió en la playa
y los siempre recuerdos
guardados en el alma
con la sonrisa plena.
Esa que me acompaña
cada vez, cuando sueño,
con pisadas alegres
sobre arenas y versos.
Y un palpitar de aves
sugiriendo la pesca
cuando las olas rompen
el vuelo de los peces
con multitud de espuma,
y esa añoranza vieja,
que jamás ha sabido
si se pierde o se queda…