¿Y, por qué tanta culpa
gimiendo entre las lágrimas,
abandonando todo
lo que dices o callas?
¿Y, por qué los lamentos,
si no lamentas nada
que te haga proclive
a desatar amarras?
¿Y, por qué los desvelos
burlando madrugadas,
y por qué tanta pena
jugando con las lágrimas?
Si todo es tan posible
como rezas o callas
y al final, es lo mismo,
lo de hoy y mañana.
Toda esa culpa tonta,
toda esa pena amarga,
no es más que un parapeto
que pones en tu cara.
Burlándote a ti misma
de lo que siempre atas
en un vaivén tortuoso
¡que no conduce a nada!