Y Muy A Pesar Mío
Y Muy A Pesar Mío

Y Muy A Pesar Mío

Ya no tengo las ganas 

del trabajo contínuo. 

Mis músculos defienden 

el placer de estar vivos

sin más tarea que ser 

la escritora de siempre, 

recitando sus versos 

o escribiendo sus tontos 

y olvidando conflictos. 

 

Ya no tengo las ganas 

de pregonar verdades, 

tan supuestas y humanas, 

tan pequeñas y grandes 

como el costo contínuo 

de escribir los alardes 

de un sueño que tuvimos 

entre sonrisa y llanto, 

entre cantos y altares. 

 

Y es que todo perece 

en ese entorno grave. 

Nada tiene importancia 

y, el lujo de detalles, 

se quedó en una feria 

que no visita nadie. 

Sólo una brisa tonta 

hurgando entre los versos 

que pierdes al instante.

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