Y me marcho de todo
lo que me encarcelaba,
para vestirme toda
sobre las mismas aguas…
Saludando a los peces,
a las viejas miradas
de los tantos que miran,
más allá de las olas,
con ganas de alcanzarlas…
Con la fe que me queda,
ajusto mis amarras
le digo adiós a todo
lo que me interrumpa el canto
que antaño, me clamaba.
Y con mi ruta en vela,
como ave visionaria,
largaré a los espacios
mi musa, tras la fragua,
para legar mis versos
a las húmedas playas…
Y me marcho sin verte,
con mi adiós siempre en alas
de los viejos temores,
de las muchas plegarias,
de los recuerdos tristes
y los días de Gracia…