En este mismo ser
pocas veces encuentro
la paz o la alegría,
la lágrima, el lamento,
el no ser cada día
cual cada día siento…
Amargamente en la víspera
del acontecimiento,
sin saber si es mentira
o es verdad lo que siento,
es la mejor respuesta
a lo que siempre pienso.
Es estar, sin estar,
escapando de todo
lo que priva lo nuevo.
En ese hastío inútil
que publica denuestos
del cómo me he sentido
al sentir lo que siento.
En el gran laberinto
de los minutos muertos
con inútiles pruebas
la rabia, los lamentos,
las palabras no dichas,
los tristes sentimientos
al calor de una lluvia
que empaña lo que es nuestro,
mientras vuelan visiones
de lo que ya dijimos
de lo que ya pensamos,
sentimos, discutimos,
aburriendo al silencio.
¿Y el silencio?
Se escapa, como escapan
los escondidos versos,
en ese río triste
marchando hacia otros puertos…