Volar como los pájaros,
cantar cual si quisiera
permutar lo que pienso
y llenar los espacios
de notas y deseos.
Esconderme en el bosque
de los gratos silencios,
vivir mis «hasta cuándos»
y esperar que amanezcan
las nubes regalando
las gotas que, cayendo,
ponen recursos de vida
en los senderos
de los tantos lares recorridos.
Volar como los pájaros,
sin angustias, sintiendo
que en los nidos seguros
duermen los más pequeños
y hay paz en nuestros bosques,
y paz en nuestro suelo,
cuando cae la noche
y te amarran los sueños,
mientras vas presumiendo
la vida de otra forma.
Los tiempos más alegres,
el amor menos ciego,
las risas más cercanas,
y más lejano el tedio…