Ver pasar
junto a ti,
las mariposas
señalando a la luz
la veleidosa
hechura de sus alas
y asomando,
un menudo candor
que se humaniza
en las oleadas
breves de la brisa
o en el desear feliz
de los almendros
que, con blanquecinas flores
se va abriendo
en el henchido fruto
que aparece
una vez que la flor
se va perdiendo.
Ver pasar,
junto a ti,
la vida plena,
es descubrir
el alegre color
de las cayenas
en cada nuevo botón
que nos entrega.
Es presentir
el aleteo sinuoso
en cada abeja,
hurgando en el detalle
de mirar más de cerca,
el colorido intenso
libando del dulzor
que la avasalle.
Ver pasar,
junto a ti,
pequeñas aves
que hacen de parapentes
en el aire,
mientras el viento sopla
y va de viaje.
Entre el morado grave
de nuestras trinitarias
en el parque,
subidas sin querer
o muy queriendo
sobre los pocos árboles
que quedan,
parados todavía
y claudicantes.
Ver pasar,
junto a ti,
la algarabía
de guacharacas,
pericos,
guacamayas,
con vigorosa voz
entre las ramas,
llamando a la plomiza
vespertina,
descansar y arroparse.
Es para mí un placer,
por si aún no lo sabes…