Una a una
las panas van llevando
cada cuenta perfecta
de algún viajo rosario.
La sonrisa perdida,
nunca más encontrada,
la mirada pasiva
de quien no espera nada.
El silencio insolvente,
la callada amargura,
la vieja fijación
de los viejos conceptos,
terriblemente viejos
y jamás desechados.
Todo y nada llevando.
Todo y nada sintiendo.
Desarraigando cantos
que ayer fueron alegres
y perdieron las risas
en sumisos descansos.
Una a una, las coplas,
sin yo saber marcharon
dejando la tristeza,
que siempre acompañaron,
vestida de recuerdos
y de tiempos lejanos…