Mi tristeza está dentro
de la misma tristeza
que pregona la tarde:
su cielo con sus nubes,
grises como pesares…
Lo triste del camino
sin ningún caminante,
la tristeza del sauce
que languidece siempre
si no logra sentir
el agua en su ramaje.
Mi tristeza está dentro
de este día que sigue
aportando tristezas
a las mil cicatrices
que he llevado por dentro
en todos los matices…
Y, a pesar de los tiempos
perdidos en suspiros,
sigue ganando cuotas
mi verso, en su albedrío
de un esperarlo todo
a orillas de mi río…
Y si esperando todo,
deviene en desafío
pido perdón por eso,
que pudiera ser mío:
la paz, la risa,
el alba, el río,
los versos que se acercan
pidiendo ser escritos,
la manera en que miras
cuando busco mi abrigo,
la paz de este crepúsculo
que, juntos, percibimos…