Todo vuelca a la luz,
cuando la lluvia
se permite marchar
a otras fronteras,
y abrimos las ventanas,
nuestra risa,
vuela en la brisa
y calza nuevas trenzas…
Ahora, la tarde
tiñe en rojos
el mágico fulgor
de un sol saliente,
y derraman las hojas
gotas claras,
mientras el viento seca
cada ambiente;
jugando con el sol
en raudo frente
de colores y luz
tras la lluvia y su lente.
Juego a encontrar, calmada,
cada risa de siempre
y recojo cristales y vendimias
de gotas y de hojas,
agrupándose dóciles
en el patio y su ahora
tranquila gran batalla.
En el patio de al lado
el gallo y sus gallinas
baten alas y cantos,
y, hasta el loro blasfema,
igual que siempre,
la tibieza del agua
entre sus plumas,
y enseña cantos
clamando sus derechos
de estar seco y cuidado
según sus propios gestos…