Todavía,
la mar sigue latiendo,
en sus heridas.
Las olas bailotean
y, a su espalda
el viento es vencedor
de las mareas.
Todavía,
el cielo luce azul,
tras la vigilia,
y la luz presumida
se vislumbra
detrás de los ropajes
de los árboles,
encendidos de cantos
y porfías.
Todavía,
suelo soñar
que sueño todavía,
sin alcanzar la luz
que ya vislumbra
un nuevo amanecer
para mis días.
Todavía,
suelo ser y no ser,
cual presumida
ola que viene y va
hasta su orilla,
encontrando que tarda
la vigilia,
de sus tan todavía
tristes notas
alertando a los vientos
en su huída.
Todavía,
mientras el sol abraza
dando vida a vendimias
en los tiempos alegres
de gratuitas sonrisas,
yo camino en mi contra
sin saber de mi misma…
Todavía las horas solitarias,
prevenidas,
juegan al ajedrez
de mi partida,
presumiendo que saben,
cualquier nota
que se incluya en el mar
de mis vigilias…