Cuando dejes de adormecer los sueños
tirado al borde del camino,
recostado a la sombra de algún árbol,
procurando su sombra y su cobijo.
Cuando se te acabaran los letargos
en el dejar hacer lo que parezca
sin lograr satisfacción en tus designios.
Cuando ya se te cumplan
los lapsos de la vida
para seguir buscando en todos lados,
sin pararte y cruzar tu propia senda.
Cuando ya no respondas las preguntas,
porque se te agotaron las respuestas.
Cuando te sepa amargo
el pan que distribuyen
todos los que trabajan
para darte sustento.
Cuando, a fuerza de golpes,
no logres ese premio
que no pudo llegar hasta tus manos,
encogidas y flácidas.
Cuando todo entusiasmo sea poco
para alzarte y andar
la nueva senda.
Cuando ya no te encuentres
en las pérdidas imágenes
de lo no compartido,
y tu vida haga alarde
de lo que no supimos,
porque no estabas ahí para contarlo.
Cuando la sombra tuya
exteriorice al árbol
y tu silueta no tenga vida propia,
dentro del horizonte de abarcarnos:
te esperaremos todos
en el festín de Patria
que hicimos para ti,
sin importarnos.