Te deslindo de mí.
¡Vaya proeza,
de proteger mis sueños,
mis anhelos,
de mirar, tras de tí,
la luz del cielo,
lo claro de la aurora
que comienza!
Me deslindo de tí,
como si fuera
la última canción
que te escribiera:
prefiriendo el adiós
que te hace fuerte,
suprimiendo mis ayes,
que dolientes,
seguirán suspirando
en tus riberas.
Me deslindo de tí,
como la forma,
de trascender de tí,
a pesar de mi misma
o mis placeres.
Me deslindo de tí,
hallando la manera
de probar libertades
en mi antigua ribera,
en mis noches silentes,
e en los versos que llegan.
Y sabiendo a pesar
de tus deslindes,
que me quieres lo mismo
cada beso que brindes,
te ofrezco mis adioses,
te ofrezco mis ya nuncas,
los sueños que te tuve,
mis auroras pérdidas
y mis tantas renuncias…