Tal día como hoy,
Agosto dieciseis,
tal vez no pasó nada
singular,
sólo la terquedad
de una brisa en huida.
Un olor a naranjas
madurando en las matas,
un sol recalentando
las tejas envejecidas.
El amarillo próximo,
ese caliz brillante
orlado de blancura:
margaritas silvestres
deleitando miradas
en el patio.
Canturrear de pericos
despidiendo la tarde.
Coronando la víspera,
en el patio,
un gallo sacudiendo
su reinado.
La canción mejicana
lanzando sus gemidos.
Repicar de campanas
en en conjucción de actos.
No, tal vez
tal día como hoy,
Agosto dieciseis,
no pasó nada.
Cuarenta años más tarde
tan sólo las canciones
han cambiado:
en lugar de rancheras,
los aires colombianos,
se escuchan en el patio
desde el mismo retablo…