Cual si esperaras mucho,
cual si soñaras poco,
cual si tuvieras poco,
la vida va adaptando
las cosas a su modo.
Tienes lo que no pides,
pides lo que ya nunca
podrás pedir o darte,
asegurando costas
que no importan a nadie.
Al fin, la vida es esa:
enseñarte caminos
que jamás dan la vuelta
en lo mucho que pides,
o en lo poco que dejas.
Entonces, como siempre,
que, suscribes tu renta,
de lo que ya no tienes,
ganas o pierdes todo
en ráfaga y tormentas.
Y, como un espejismo
de un milagro cualquiera,
puedes seguir viviendo
con ¡lo poco que pides
y lo poco que dejas!