Suave, sutil
nacida de sus propios misterios
guarnecida
de vientos y fulgores
para no despertar
temprano al alba
hace ovillos de sueños
tras la brega.
Suave, sutil
sobreviviendo al caos
de todo el atropello,
se coloco la venda
del negro terciopelo
sobre sus ojos negros
para sobrellevar la pena,
la violencia
intrincadas y finas
que sospecha.
Suave, sutil
le va pidiendo horas
a sus vueltas.
Quiere quedar dormida
para siempre
sin retornar la luz
a sus ojeras,
nacidas del dolor
de estar despierta.
Suave, sutil la noche
le relata su pena
a las estrellas…