Somos creadores
de nuestros propios sueños.
Nos desvestimos
por nuestra propia cuenta.
Sólo logramos
enseñar lo mejor
y peor, que poseemos.
Somos activos publicistas
de cualquier huelga
que creamos consistente,
aunque no duradera.
Derramamos amor
como un milagro
que pudiera endilgarnos
las seguras ofrendas.
Seguiremos mintiendo
ante las rutas
que nos legaran siempre
las últimas certezas.
Y, si nos persiguen
los laureles,
¡que le puede Ud hacer!
añaden los poetas.
No es poca cosa
lo que pierde un hombre,
¡después de haber perdido
las respuestas!