Sólo si muero por ti
seré culpa de tu alma,
sólo si muero de penas
seré tu angustia callada.
Sólo estando de rodillas
me habrás robado las balas
de un fusil, que de mi misma
tendrá la angustia atrapada.
Sólo callando se calla
este afán que me somete
a un querer gritar a solas
lo que callarse no puede.
Sólo estando de rodillas
se olvida que te someten
porque se pone a cantar
el alma que nunca muere.
Y en el brusco desafío
del alma que se somete
hay libertades alegres
cantando sus himnos graves
con una paz que te dice,
que si me muero, no muero,
porque he de seguir viviendo
con la luz que da a los surcos
cada trocito de sol
en la vida del sendero
que va hacia la libertad
de tu Pueblo y de mi Pueblo.
Sólo muriendo por ti,
me muero,
pero me quedo.