La soledad fraguó con sus matices
oscuros vertederos,
donde se pierden ya mis fantasías
con la añoranza mía y los recuerdos.
Esta quieta soledad vive conmigo,
no le preocupa el hambre de te quieros,
se acongoja de noche, con la lluvia
y amanece vestida de consuelos,
que no parecen alegrarle el día,
aunque me deje sola en mis requiebros.
Amiga soledad que me consuela
con solo verme la mirada triste,
pues más triste que yo, se le ve sola
cuando reniega ver mis cicatrices.
Soledad, soledad que me rodea
distrayendo mi angustia o mi nostalgia
mientras canta canciones que me niegan
la soledad total para mi calma,
antigua compañera de mi infancia.
Todos estan aquí, mas sin embargo,
siento la soledad cuando me abraza
y delicadamente me susurra
todos sus mitos, sus alegorías,
cernidos por el miedo que le causa
ser más triste que yo en su letanía.
Soledad, soledad, no me sustraigas
a este buscar los brazos que me atraigan
a la vida sin ti, sin la melancolía.
Porque esta soledad sin penas
que me ofreces,
tiene miedo de amar el nuevo día,
cuando las sombras, nostálgicas, perecen
ante el nuevo clamor de la poesía.