Siempre he tenido la certeza
de andar como escarbando
en la tristeza,
buscando un definir a mi desmedro.
Quiza la esencia misma
de mis miedos
o el oculto hacedor de mi pereza,
incluyendo el no hacer
de mi existencia
a pesar de pasarme construyendo
ese mundo perfecto
dentro del cual, me pierdo,
llena de luchas, libertad, ideas
con la profunda gracia
de quien crea
un mundo parecido a lo que piensa.
Siempre me ato a la misma experticia
de dejarme llevar, sin avaricia,
al mundo trashumante de mis sueños,
sin caer, para nada, en el empeño
de construirlo a tono del esfuerzo
que, mellando mis alas, va dispuesto
a quedarse en las tierras del destierro.
Porque es mejor soñar que hacer intentos
de vivir contra el mundo y contra el cielo,
quizás predestinados al infierno,
hace tiempo creado por los sabios del reino.