Si hasta dentro del alma
todo suspira y grita
por las tantas miserias
marginando los daños
que, a la bondad agitan.
Si hasta dentro del alma
las preguntas precisan
el por qué del derrame
y tanta sangre, agita.
Y el alma, que llora
por la gran injusticia
pide clemencia al cielo,
al hombre, que los incita
contra aquellos que lloran
y todos los que gritan.
Es acaso el destino
de los que siempre sufren,
de los que siempre lloran,
de los que ya no tienen
fronteras de justicia,
para pedirle al mundo,
mucho más que clemencia:
la libertad suprema
!que a sus almas agita!