Si en un si acaso
pudiera
compartir tus alegrías
a otra culpa me uniría
por unirme a la certeza
de descubrir que soy presa
sin voluntad, ni valía.
Y es por eso que reclamo
cada línea de mis versos,
que no son tuyos los verbos
ni tuyas las condiciones
que equilibran las razones
de dos extremos opuestos.
Yo canto para mis penas
y tu, a mis desconciertos
en un mundo que deslinda
lo tuyo o mío y lo nuestro.
Y así constantes vivimos
la increíble travesía
de dos en la misma barca
con dos versiones distintas,
de ese viaje que soñamos
y nos costó la alegría.