Estoica, sorprendida,
mirando los vaivenes
de una vida
que te advierte de lejos
la partida.
Sintiendo pertenencias
que no existen,
mientras las ilusiones
que persisten,
dicen muy poca cosa
de mi huida.
Entrampada en un limbo
sin memorias
que permitan ajustar
todas mis glorias
en el pequeño grano
de esta historia.
Así, sin que me pese
ninguna travesía,
echo a la mar
de los eternos días
ese poco de mí
que aun me nombra.