Señor Reloj,
¡Qué rectitud!
¡El tiempo pasa a su paso
y usted no altera su danza!
Llora la niña traviesa,
grita sus penas la nana,
se descarrilló el trencito,
se pisó el gato la cola,
el perro, ladra que ladra,
está ladrando a la gata
o está ladrando a la hadas.
El niño se puso triste
con su fiebre imaginaria,
mamá le ofrece aspirinas,
y nalgadas.
Se ha convertido en catástrofe
la tranquila tarde
en casa
y usted,
¡tan presumidote!
Danza su danza
¡y más nada!