Dame el seguir viviendo
de mis trinos
cuando ya no esté más
en tus veredas.
Dame la vida larga
del que pulsa
todo el amanecer,
cuando atraviesa
el amplio mar
o la ancha carretera
en ese viaje ameno
que retrasa
llegar a la morada
o a la quimera.
Dame sentir las alas
en el plácido espacio
que une solo mis sueños,
a mis vuelos tan altos.
Dame el poder vivir
en las auroras
que van quedando solas
sin mi canto.
Dame el vivir en paz
en las fronteras,
donde se habla de amor
sin desencantos.
Dame el vivir viviendo
la alegría
de hallar, alguna vez
mis versos en tu canto.