Tributarios, las aguas
recorren sus kilómetros
en viaje taciturno
y descargan al mar
sus trayectorias,
curtidas desde siempre
de soledad y hastíos,
de risas y canciones
de laudables motivos,
de sueños, que perdidos
claman aguas profundas
en el lecho.
Bajo la luna, a veces
se tornan melancólicos
los cantos y motivos
y se oyen serenatas
rompiendo las vigilias
de los árboles altos
que escoltan las orillas.
Solo a veces, la luna,
es un foco pequeño
que danza y que se esconde
entre las vastedades
de nubes y horizontes.
También, tan solo a veces,
suelo soñar con olas,
levitando en el viento,
oigo canciones tristes
y la noche y el río,
siguen igual que siempre
un poco sin oírme,
y así, ¡sin detenerse!