Rendida,
en un mar
que relincha
insatisfecho,
con olas
siempre altas
y dolidas
cantando
una canción
de despedida
cuando el ocaso brinda
sus destellos,
y el viento
nos envía
sus ¡hasta cuando!
Rendida
sin nada
que esperar
en la vigilia
tendida
en los
vaivenes
de mis sueños.
Rendida,
transparente y
trasnochada
en mi vaivén
que todo
lo contagia,
abruptamente
quieta y
perturbada.
Rendida
sin que el sueño
que sueño
se despierte
y me refiera
todas las historias
perdidas para siempre,
en las memorias
que juegan
a jugar
entre las aguas.
Rendida
y encontrada
dormitando,
mis musas
en la playa,
como un acto
de fe
¡por todas mis batallas!
Rendida y triste
para mi propia
figura.