Redención
Redención

Redención

Dentro de mi redención

el día se hace largo.

La epidermis,

huele a esencia de nardos.

La caricia se escapa

lentamente en mis manos

y unas lagartijas,

dentro de su encanto,

se acercan dejando

sorpresa y reclamos.

 

Yo, de pies desnudos,

entre canto y canto,

asumo plegarias

y extiendo mi manto,

donde tantas veces

extendí ese llanto

que me oprime el pecho,

con largos tentáculos,

y entre tantas culpas:

vuelo hacia los astros.

 

Corpórea en la cima

de los desafueros

me redime el viento

con traje ligero

y haciendo piruetas

vuelo, en desacato,

a las tantas lunas

los tantos «te quiero»

urgiendo a la vida

¡mi lucha y mis sueños!

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