Quisiera que volvieras
por los mismos caminos;
pero los caminos,
como sabes,
no tienen nuestros nombres.
Ni siquiera le quedan
nuestras huellas.
Quisiera que volvieras
por los mismos cantares;
pero se nos quedaron los sonidos
cosidos a la luz de las estrellas
escondidas ahora en la tormenta.
Quisiera que volvieras
por los mismos suspiros;
pero se fueron ya los desafíos
de quedarnos a solas en la puerta
descubriendo el amanecer
sin las respuestas
que quisimos tener
y no tuvimos.
Quisiera que volvieras
por la misma razón
que nos anima;
pero la vida es un mar
de inquietas olas,
que solo el viento sopla
o las esquiva,
como quien trae el amor
o se lo lleva.
Con la misma frialdad
con que la mar te ahoga,
o te deja vibrar entre sus danzas.
Quisiera que volvieras,
por la misma razón
que no quisiera.