¿Qué más quieres de mí?
Si son tan pocas cosas
las que puedo brindarte:
saludar la mañana,
decidir si hice mal
o hice bien, sin apenas
sostener esos hilos
que siempre quisiera.
¿Qué más quieres de mí?
Si mi tonta proeza
fué escribir esos versos
que ahora, ya se muestran
como frutos sin árbol
para hacer la faena.
¿Qué más quieres de mí?
Si todas mis protestas
enmudecieron todas
con tanta lejanía
y tantos desafueros
y tan poca experiencia.
La vida no me mira,
yo he mirado la vida,
tratando de vivirla
y me entregue al hartazgo
de no saber que hacia
con tantas elocuencias
y tantas fantasías.
¿Qué más quieres de mí?
¿Si cada culpa es mía?
Retornado los ecos
de tu tranquila orilla
sin pensar en lo mucho
que deparó la vigilia
entre ese verso y otro
trajinando en las olas
de cada fantasía.