¡Qué más poesía,
que tu robusta tez
bañada
por la magia insolente
de la tarde
convirtiendo tu verde
en mil verdes salvajes,
imposible de hallar
en pinceladas!
¡Qué más poesía,
que la del sol
jugando a derretirse
en una proyección
de azules y de grises,
de blancos y morados,
de rosados felices!
¡Qué más poesía,
que el canto del adiós
de nuestras aves
marchándose a las sombras
cada tarde
a descansar sus alas
en los erguidos árboles!
¡Qué más poesía,
que sentir la ciudad
contrariada y querida
someterse al descanso
de la lucha vivida!
¡Qué más poesía,
que sentir lo que siento
y estar en paz al fin
con Dios y el Universo.
Sentir un palpitar, hoy,
más feliz que siempre
porque respiro el aire
feliz de tus espigas
meciéndose ondulantes
en todas tus vertientes!
¿Me miras?
Si, te hablo a ti,
a la muralla verde
de mi siembra.
Al altivo guardian
de mis querencias.
Al amado amador
de la ciudad amada,
al Guaraira Repano
de mi esencia.