¿Puede la marea azotar
y detenerme
sentada frente a él,
sobre su playa,
manteniéndome fija
como piedra.
Una más de sus sólidas
murallas
recorrida por la ola
en su andar?
¿Puede gritarme así:
ola tras ola,
descifrando sus voces,
sus mareas,
para que entienda
al fin
la soledad sin límites
cuando viene la playa,
en su siempre llegar
y tan gentil la besa?
¿Puede ser siempre así,
enamorado,
como esta de la costa
y sus arenas?
¿Negarse a ir
hacia lejanas tierras
que sueñan
sus corrientes y mareas,
esperando por siempre
el vendaval?
La playa siempre espera
ese rumor de espumas
que se acerca y acaricia
la piel de sus riberas…
Por eso quiero ser
como la piedra
sentada en las arenas
que cada ola besa…
y vuelve a retornar.