Caminando se va
por esas calles,
la eterna comitiva
con su Santo
en los hombros.
Pasos acompasados
la seguían,
luces iridiscentes
la alumbraban,
y el rítmico y dulzón
sonar de las trompetas
paraba en cada esquina.
Saluda el Santo así
la cuadra entera
que solemne le aguarda.
Y los fieles murmuran
sus oraciones fieles,
se exhiben las ofrendas,
se pagan las promesas
entre los redimidos
o salvados,
según la penitencia.
Es el San Juan Bautista
de la Capilla al Templo,
la puerta de la Iglesia
se abre para el encuentro,
y ese gentil aroma
de flores y de incienso
aligeran la llama
de la fe de su pueblo,
reflejada en los rezos,
los cantos, las promesas,
los milagros pagados,
los toques de trompeta,
que saludan al Santo
bendiciendo la fiesta.
Es San Juan de tambores
vibrando en las estrellas.