De puras premisas
llegó el día lleno
cantando con rayos
luminosos sueños.
Con brisas marinas
se fueron meciendo,
ecos como cantos,
cantos como sueños.
Sembradíos de amor
en todos los surcos,
de todos los suelos,
de todos los pueblos.
En puras premisas
quedó el desconsuelo,
toditos alzaron
sus cuerpos al cielo.
Sin pedir mas nada
que crear sus sueños,
toditos en coro
las manos blandiendo.
Como estrellas vivas
sus cinco puñales
se irguieron,
cada quien sembrando
trabajo y conciencia
contra el desespero.
Y la Patria linda
nos fue amaneciendo
y todos los hombros,
juntaron los cuerpos.
En la lejanía,
como ramilletes,
yo vi el paredón
de hombres y mujeres.
Entre el griterío,
los amaneceres, de cada provincia,
se me enseñorearon
y los fui queriendo.
Ya no eran premisas
sino hermosos hechos
¡qué linda la Patria
luciéndose en ellos!