Por quererte mirar
cuando tu rostro
miraba sin cesar
el rostro mío,
me encerré para siempre
en desvaríos
incapaz ya
de conseguir no verte.
Por quererte besar
cuando tu boca
llegaba con placer
hasta mis labios,
me olvide para siempre
que habría cambios
en amarte y poder
sentir a diario
vivir tan a mi gusto
y a mi modo.
Por quererte abrazar
cuando tus brazos
enlazaban mi talle
y me atraían,
perdí todo el espacio
que antes poseía
aceptando amarrarme
a tus detalles.
Por quererte sumar
a mis antojos,
quede entre tus antojos
prisionera,
termine por huir
de mis quimeras
y de mis sueños
siempre trasnochados.
Por querer resumir
el tu y yo
en uno solo:
dádivas aparentes, lisonjeras,
fui perdiendo de mí,
lo que yo era.
Sin sentimientos mutuos
que protejan
ese dejarme estar
en tus riberas
sin que me reconozca
o me detenga.