Por lo que nunca fuimos
y ya nunca seremos,
acabaremos juntos
nuestro crisol de empeños.
Venceremos las zafras
que ayudan los arriendos,
omitiremos ritos,
pensamientos y premios
que hablen de libertades,
de sonrisas y apegos
a ese vínculo diario
que irrumpe,
hasta en los sueños,
y hace menos factibles
ideas y proyectos.
Por lo que nunca hicimos,
recobraremos todos
los derechos y gestos
hacia lo que hoy haremos
y mañana, con gustos,
también celebraremos
porque siempre sea una
perpetuidad y celo,
entre lo que quisimos,
por lo que soñemos
y eso, que seremos,
algún día, en la cúspide
de los antiguos sueños…