Volver

Anónimamente paso  a mi segundo frente.  Es ancestral mi ala,  aquella, la de siempre,  sembrando en cada vuelta  su espuma y sus corrientes.    Vuelvo a ser la que va  nadando hasta el cansancio,  bordeando

Aquí,  donde todo parece  no tener circunstancia,  donde toda la magia  de la tarde que pasa  le pertenece a todos  en bendecida fragua.    Aquí, donde todo espejismo,  es locura en el ansia  de cancelar

¡Ay llanto, que no sucumbe! ¡Ay corazón de las marchas! ¡Ay! de un todo, que resume lo que te apreta en el alma. ¡Ay! sin querer de las rutas que se resisten al tanto de

Como tu pulso narra  la presencia del tedio  en tus aguas tranquilas  en tu mal sin remedio,  van gritando mis dianas,   describiéndole al cielo  tantas noches burladas  escribiendo, escribiendo…    Y la luna pregunta,  sabiendo

¿Cómo conocerás los nombres de las rutas que no fueron trazadas? ¿Con qué sueños tendras esa puerta en azul de las verdades vagas? ¿Cómo inventarás impulsos en tus noches, cansada, de mantener el rictus de

Como perdida en un limbo,  y sin hallarme.  Como buscando pedazos  que me falten  para plantar mi huella  en cualquier parte.  Como quien recibe  esas múltiples mieses  de algún árbol sagrado,  que me falte,  para

Como un grito  que se quedó sin ecos.  Como un abrazo  que antagoniza  con los cerrados brazos  que te cercan.  Como una explicación  de lo que nunca entiendes  y te deja indagando,  sin dirección ni

Confrontando los signos  de los siglos,  a través de fantásticas  fronteras,  está la historia  al día, almacenando  los mitos y leyendas  que pudiera.    Y la pluma volando  en el paisaje  cada cosa llamada  mala

Constrita, marginal como cualquier nota dejada en cualquier sitio. Leída primero, lanzada luego a cualquier parte.   Irreal, incontextual, mundana perdiendo en el hoy o en el mañana, con las primeras letras que me atan

Cosida a los linderos de la brisa, hurgue entre lo que extraño y lo que aun deseo. Nada pude pensar que fuera consono, con ese palpitar y mis desvelos.   Cosida a las memorias que

Cuando pienso en mi musa  con su tristeza larga,  suelo soñar que siempre  reavivaré la llama  de esa sonrisa triste  que siempre sigue intacta.    No sé por qué motivos  y no sé por qué

Como danzan las hojas movidas por el viento. Los pinos bailan, bailan, con un recuerdo añejo y las hojas, marchitas por el correr del tiempo,  alegran la caída desde la rama al suelo.    Y

De lo que pueda ser,  de lo que hubiera sido  de lo que va y se rompe  con todos los motivos,  es este miedo mío:  tan propio y tan sentido.  Preguntándolo todo,  amalgamando miedos  que

De mi propio letargo,  vuelvo a salir,  como el que se despierta  después de haber oído  las sutiles respuestas  que las estrellas dan  a mis tontas premisas.    Cura de un mal  que siempre me

De mi tonta esperanza  y mis tontos recuerdos,  surge la voz querida,  multiplicando anhelos.  Y me siento en el patio,  curtido por el tiempo,  y la esperanza llama  a algún abrazo nuevo.  Con mis tantos