Desde Entonces

De repente,  encuentro las palabras  que me faltan,  tanto como yo misma  en la jornada,  de ese seguir tejiendo  cual si nada  pasara en torno mío,  tras la zafra  de inútiles bosquejos  que me aguardan. 

Estoica, sorprendida,  mirando los vaivenes  de una vida  que te advierte de lejos  la partida.    Sintiendo pertenencias  que no existen,  mientras las ilusiones  que persisten,  dicen muy poca cosa  de mi huida.    Entrampada

Siempre la misma,  siempre lo mismo,  y, en cantinela,  el mismo ritmo  sobre las olas  de mi espejismo.    En el paisaje,  sólo el camino  que da las sombras  a mi destino,  siempre jugando  con

En ese deber ser  que no te dice nada,  se quedan las palabras  oscuras, olvidadas,  languideciendo a ultranza  de una norma aplicada,  que no tiene más peso  que en tus labios, callada.    Y es

Cuando la paz  nos rinde y, simplemente  hallamos el valor  de las sonrisas,  el corazón vibrando  nos recuerda  que aún nos queda mucho  de nuestra vida larga,  y es preferible  navegar fronteras,  encontrar los caminos 

Como se van las ondas,  en múltiple albedrío,  así se van momentos:  no importa por qué fueron,  si eran tuyos o míos.     La corriente subsiste  a pesar de premisas,  de derechos cansinos,  de cada día

Desde aquí, yo te espero.  Desde aquí, te imagino  solitario y diverso,  creciendo en los motivos  que mandan travesías  hacia mundos distintos.    Y tu suelo de siempre  languidece en el ritmo  de la canción

Hacia remotas eras  de sueños encontrados,  va mi musa trazando  sus líneas de soslayo,  y despierto de sueños,  de riberas, de espacios  que me fueran legados,  con esa pertenencia  que nunca había pensado.    Es

¡Es hasta aquí!  ¡No vengas! Y la mar arrastraba  con olas, cada ofensa,  y se batía la espuma:  más allá y más allá  de las olas más altas  haciendo un maratón  de espumas en las

Los vientos de la vida  golpean a su paso,  en esas direcciones  que brindan los «si acaso».    Un festín en las horas  de la alegre jornada,  y un meditar contínuo  en pérdidas batallas.   

Neva, y en un instante,  todo se pone blanco:  los techos, los jardines,  los árboles, la acera  y los que van paseando.    Las pequeñas hojuelas  van cayendo y girando  sobre el río que marcha 

Aunque nos haya herido,  lo mismo que nos duele,  y las promesas rotas  nos den sus parabienes.    Tengo fe en la distancia  que todo lo remarca,  tengo fe en nuestra lucha,  tan vieja y

Cuando todo se olvide  trajinando recuerdos,  sonriéndole a la vida  por los tiempos anejos,  y haya paz a la sala  y los cuartos vacíos  eleven sus misterios.  Cuando nada perturbe  la paz de nuestros sueños 

Diluta, amarrada en el mar  de las tontas preguntas.  Pensativa y lejana,  detrás de los vaivenes  del viento o de la brisa.    Lejana: perdida en un quizá  que nunca acaba.  Deletreando de nuevo las

Despacito,  la nieve va volando  sobre el viento.  Las ramas de los pinos,  bailoteando,  bailan su propio ritmo  en el contacto.     Despacito,  los copos ya convierten  avalanchas.  Las pompas van jugando,  y, en revancha,