Podría ya no ser
mi vano sueño
convertirse en mi sueño
en una quieta espera
sin profundas raíces,
tan solo un aleteo
detrás del pesimismo
que se resienta un poco
de mi falta de valor
de mi extremo mutismo.
Podría subyacer,
adormecer las ganas,
amordazar palabras
que amanezcan de fiesta
y se sientan tan libres
que salgan en volandas.
Podría ya no ser
la tácita esperanza
de un no ser que deambule
pesadamente en casa
obligando a callarme
con mohines de anciana.
Y me dice:
– ¡Ya es tarde!
– Podría ya no ser…
– No te inquietes, descansa.
– Duerme tu sueño niño.
– Es el viento que pasa contando las historias de viejas veleidades y quizá devolviendo un suspiro a tu alma.
– Podría ya no ser.
– No te inquietes, descansa…