Poder decir ya, todo lo que digo.
Poder cantar mi canto necesario
es vivir plenitudes, desarraigos,
amorosos vaivenes, y entre tanto,
sentirme yo por fin, en cualquier rango.
Poder quemarme entre tus brazos
con la fragilidad de la amapola
y quedarme tendida en el letargo
de otra añoranza más de otras auroras,
donde mi parecer de para tanto
que se baste a sí mismo a toda hora.
Poder desarraigarme de tus notas
en la música triste que escuchamos
y hacer, al fin, mi propia sinfonía
sobreviviendo al caos que pernocta
en cada decibel de un altercado.
Poder, aun mas, para alejarme
muchas millas de ti, estando cerca,
ir escribiendo versos clandestinos,
sin oír las palabras que me acechan.
¿Eso es poder?
Me dices.
Eso es poder, respondo,
y sonriendo a mi misma
evado otra respuesta.