Tu, de la cuna de oro
bendecida,
ancha y omnipresente,
eres la Patria Grande
invitando
a elevar nuestras almas,
nuestro canto de siglos,
nuestras mentes,
para que no se rompan
los lazos que te aman,
construyendo el futuro
que mereces.
Patria mía:
¡Que anhelos
de dirigir mis pasos
tan solo para verte
indómita, risueña, cálida,
libertaria y liberrima
como lo fuiste siempre!