Con cuánta suavidad
se van hundiendo
los tallos y las hojas
sobre el oscuro suelo…
La luz se va filtrando,
uniendo los colores
y el cielo va cambiando,
colores por colores.
La brisa va cantando
a las aves que pasan
entregando a los himnos
sus quehaceres de magia.
La tarde se empecina,
en avances ligeros,
a liberar de azules
las ventanas del cielo.
Y aquí,
en el aquí,
de la vista a tu paso
van murmurando quietas
las horas del descanso.
La luna, no esta presta
para entrar en la trama
y, como si supiera,
que la noche la llama,
se esconde entre las nubes
jugando con sus gazas.
Y la paz sobre el río,
como pez en el agua,
trajina su rutina,
con su etiqueta diaria…