Para qué deletrear
los nombres que no han sido,
recordar los paisajes
que no pertenecieron,
intentar llamaradas
en fogatas extintas,
ocultar en la intemperie
el frío que no existe,
vituperar los signos
de lo que no hemos sido,
ir cuajando en la víspera
esos ramos forjados
que nunca florecieron.
¿Para qué?
Me pregunto…
sin mediar lo vivido,
de los años que fueron….
¿Para qué?
Si la vida
sigue en la perspectiva
de ilusión y fracasos,
una eterna rima.