Para mi,
que ahora nombro
incontables batallas,
vertidas al antojo
de memorias y fábulas.
Para mi,
que saludo
cada día que pasa
y a pesar de los años
ya ni se lo que aguarda
esa esperanza tonta
que fluye, innecesarias
dejándome ceñida
a luces de esperanza
entre recuerdos gratos
y tontas discrepancias.
Para mi,
que ya mido
los tiempos de un mañana
mientras el sol calienta
mi cuerpo y mi esperanza,
toda nueva consigna
llega tarde a mi almohada
poblada de recuerdos
que nunca me abandonan
en esta lucha larga.
Para mi,
que ya todo
marco todas las cartas,
yo sigo dirimiendo
los asuntos del alma,
¡no sé por qué motivo
y no sé por qué causa!