Orillas
Orillas

Orillas

En el robusto arce, 

de lado de mi orilla, 

hay cantos verdes: 

pericos adaptados 

a estas tierras. 

 

El paisaje es azul 

reflejado en las aguas. 

El sauce, 

del otro lado de mi orilla, 

va remojando dedos 

que traspasan 

la superficie verde, 

doblegada, 

por largas crines verdes, 

tiñéndose amarillas, 

siempre verdes 

adioses que se marchan. 

 

Es agosto, 

el gran arce 

de un marrón vino tinto 

que decrece, 

luce hojas oscuras 

que brillan si la luz 

les estremece. 

 

Un bote 

va empujando las aguas 

para abrirse camino. 

 

Los pájaros resguardan 

sus plumajes y giros, 

prendidos en las ramas. 

Nadie pasea a la orilla 

donde los espejismos 

se concentran. 

 

Atrás, 

los grandes pinos 

bracean en el aire 

y a su antojo. 

 

Y mucho más atrás, 

están los otros árboles, 

y el cielo más atrás 

de los árboles 

vestidos ambos 

de lejanía celeste. 

 

Hay quietud de respuestas 

mientras las nubes juegan 

a cambiarse de gazas. 

Y el sol, 

combinando colores, 

para alegrar las aguas, 

hoy se marcha, 

bien tarde, 

en su gira sin pausas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

RSS
Follow by Email
WhatsApp