Oriente, resplandeciente sol
y playa añeja
de palmeras angostas que sucumben
a la voracidad de las estrellas.
Vastas planicies costeras,
áridas, semidesérticas,
donde se apilan las dunas
de un galeron que vigila
cuando la noche se mengua.
Y el coplero, que ya sabe
sobre los cantos de brega,
va hilvanando
un canto hermoso
que suspira en tus arenas.