¡Nunca!
Dentro de ese nunca
que tal vez florece
con las negativas
de seguir por siempre.
Y la lluvia cae,
y siempre presentes,
las gotas entienden
lo mal que te sientes
y hacen sus labores,
con el agua pura,
aleteando siempre
¡Nunca!
Aunque sea irrisorio,
buscas la paciencia
en seguir viviendo
pidiendo clemencia.
Alertando al alma,
siempre con prudencia
que puedes ser libre
de cualquier manera:
aleteando vanas
esperanzas tercas
o sonriendo al aire,
jurando promesas
entre melancólicas
y tontas faenas.
¡Nunca!
Pero, ¿qué es el nunca
que aguardamos siempre?
A veces huidizo,
a veces clemente,
a veces artista,
pintando otras fuentes
en que entretenernos
y olvidar, al menos
que no somos nada
de lo que pensamos,
de lo que decimos,
¡de lo siempre eterno!
¡y parece el nunca
nuestro traje nuevo!
Y sabes que nunca
tendrás lo que quieres
en el vuelo largo
de los días que mueren
musitando el nunca
¡quizá para siempre!